El grupo de voluntariado trabaja por el bienestar emocional de los pacientes
Los Payamédicos llegaron a la Argentina en 1992 gracias a la labor del Dr. José Pellucchi, médico psiquiatra, especialista en terapia intensiva, ecografista y teatrista. El grupo de voluntariado hospitalario se constituyó en 2003 como ONG y desde entonces investiga la aplicación de intervenciones escénico-terapéuticas en distintos ámbitos hospitalarios en todas las provincias del país, en dos ciudades de Chile y con planes de expansión a otros territorios.
La dra. Violeta Perez Bromberg, médica psiquiátrica y actual presidenta de Payamédicos, conversó con Océano Medicina acerca de la terapia altamente efectiva que proponen estos clowns de la salud para mejorar el estado de ánimo de pacientes con diferentes padecimientos.
– ¿Para ser payamédico se debe ser primero profesional de la salud?
– No, es al revés, en realidad. Una vez que se es payamédico, se es profesional de la salud. La formación consta de 8 encuentros de 2 horas de ‘payamedicina’, que es el contenido teórico -conceptual que tiene fundamentos desde bioseguridad, cuestiones relacionadas con el ámbito hospitalario en general, manejo con pacientes, cuestiones generales en relación a temas de psicoanálisis.
En la dirección artística-académica somos tres y los tres somos médicos psiquiatras. Es decir, nuestro enfoque teórico y conceptual tiene mucho de salud mental.
Luego está la formación en ‘payateatralidad,’ vinculado más a lo corporal y a lo teatral. Este contenido consta de 12 encuentros de 2 horas cada uno.
Una vez que se completa esa formación, comienza la ‘payaresidencia’, que es cuando se comienza a asistir al centro hospitalario u a otro espacio que no sea necesariamente dentro del hospital. Siempre trabajamos en forma complementaria con el equipo médico, por lo tanto, formamos parte del equipo de salud.
El único requisito para comenzar la formación es el secundario completo.
Y aunque es un proyecto abierto a la comunidad en general, la mayoría de los 6.000 payamédicos que estamos en todo el país y en dos ciudades de Chile -con posibilidad de llegar pronto a Uruguay, Paraguay y Brasil- somos profesionales o estudiantes de salud tanto de medicina, psicología, terapia ocupacional, nutrición, fonoaudiología, kinesiología, etc. También hay muchos profesionales docentes como profesores, maestros o directores de escuela. Estos últimos porque tenemos un dispositivo llamado “payaescuela”, ya que trabajamos en instituciones escolares.
Luego de la “graduación”, nosotros seguimos actualizándonos mensualmente, buscando mejorar siempre. Incluso tenemos grupos de investigación, ya que para para los payamédicos es muy importante que se siga manteniendo el profesionalismo y la rigurosidad.
– ¿Cuáles deberían ser las características de una persona interesada en formar parte del equipo?
– Lo primordial para ser payamédico es tener ganas de encontrarse con el otro desde un lugar distinto y saludable. La empatía es fundamental, y la solidaridad también. Nosotros asumimos nuestra actividad como una forma social del amor: si todos somos más solidarios, vamos a tener una sociedad más amorosa.
– Hablando en términos de terapia, ¿cuál es el efecto del trabajo de los payamédicos en los pacientes?
– Nuestra principal misión es lograr un estado de ánimo optimista sostenido a lo largo del tiempo. Que una persona pueda sentirse mejor más allá del momento en que vamos nosotros. Por eso siempre hacemos seguimiento y mantenemos continuidad en el abordaje semanal. Buscamos modificar la realidad por momentos.
Apostamos a que el paciente libere endorfinas, hablando desde un aspecto más neurobiológico. También a la liberación de oxitocina. Esos dos neuromoduladores son esenciales para mejorar la condición de una persona que se encuentra en mal estado de salud.
– ¿El estado de salud del paciente condiciona el efecto de la intervención del payamédico?
– Trabajamos con todas las edades y con todas las patologías clínicas y quirúrgicas. Tratamos desde embarazadas, pacientes en neonatología y pediatría, hasta gerontología. Todas las salas.
Pacientes en coma y los que están bien. A veces uno se sorprende porque no hay una asociación directa, sino que tiene que ver mucho con la historia personal y la historia clínica de la persona.
Puede que un paciente esté grave, pero la interacción con nosotros es muy positiva. Nuestro concepto de salud es integral.
Los mejores efectos vistos de nuestra terapia es cuando puede hacerse un seguimiento a lo largo del tiempo para ir conectando más con lo que le gusta a la persona, con su individualidad.
– ¿Puede existir algún caso en el que no sea recomendada la intervención de los payamédicos?
– Siempre hablamos con el equipo médico tratante para que ellos nos indiquen si determinado paciente se encuentra bien de salud y no necesita una intervención, o está muy mal y no es recomendable tampoco.
Los pacientes en los que definitivamente no aplicamos la terapia son esos que tienen un cuadro psiquiátrico agudo, porque nuestra intervención tiene que ver con alejar a la persona de la realidad momentáneamente. Y el objetivo del tratamiento psiquátrico es intentar devolver al paciente a la realidad.
Otro momento en el que no intervenimos nunca es durante una cirugía, obviamente porque, primero, la persona está anestesiada, y segundo, porque no vamos a entrar al quirófano con el riesgo infeccioso que implica eso para el paciente. Pero sí hemos intervenido en antequirófano, sobre todo con pacientes que han sufrido quemaduras.
En salas de parto hemos estado, sobre todo si así lo solicita el personal de salud pero, generalmente, trabajamos en el área de maternidad, en la sala general.
– ¿Cómo realizan la coordinación con el hospital y el equipo de salud para realizar sus intervenciones?
– En todos los lugares en donde estamos, que son muchos (solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tenemos presencia en más de 50 hospitales/centros de salud) es porque previamente hubo una solicitud por parte del sitio y ahí se fija un día, horario y grupo de intervención a la semana. Armamos estrategia de intervención puntual según la información que nos da el equipo médico de cada lugar y de cada paciente. No llevamos algo armado.
– ¿Alguna anécdota especial que recuerde del efecto de la terapia?
– Una vez conocimos a una bebita que tenía un mal pronóstico perinatal, con un Síndrome de Edwards; múltiples malformaciones en múltiples órganos. A ella la vimos primero en neonatología y luego la seguimos en pediatría. La beba no escuchaba ni podía ver. La mamá era una mamá muy amorosa, muy conectada con su hija. El equipo tratante estaba muy preocupado porque veía eso como señal de negación del estado de salud de la beba por parte de la madre. La beba fue creciendo, y en una de las intervenciones que hicimos, sonrió. En ese momento, le sacan una foto, la mamá se la mostró a los médicos y nadie lo podía creer, porque aunque no veía ni escuchaba, estaba mostrando una clara sonrisa social como respuesta ante un estímulo.
Eso generó una serie de ateneos y charlas con los colegas, y se tomó como caso para evaluar tipos de abordajes en ese tipo de pacientes. Y también se comenzó a pensar que aunque la tomografía, la resonancia o las pruebas de audición indiquen que el paciente no escucha ni ve, hay muchas cosas que no se saben. Y en este caso, tal vez la mamá sí estaba conectada con todo eso que no se sabía. Todo el equipo pudo cambiar la mirada sobre esta beba, aunque lamentablemente falleció a los cinco meses porque tenía malformaciones muy complicadas. Pero en esos cinco meses al menos pudo sonreír, tuvo sus payasos, sus juegos.
Payamédicos Asociación Civil
ONG sin fines de lucro fundada en el año 2002.
Su misión es contribuir a la salud emocional del paciente hospitalizado.
Declarada “Actividad destacada ” por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y por la ciudad de San Carlos de Bariloche.
Dr. José Pellucchi , fundador de Payamédicos, nombrado “Personalidad destacada en el ámbito de la salud” por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dr. José Pellucchi, Ciudadano Honorario, de la Municipalidad General Pico, Provincia de La Pampa.
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