Una investigación reciente, realizada en Estados Unidos, desestima una teoría que perduró por décadas.
Una investigación reciente, realizada en Estados Unidos, desestima una teoría que perduró por décadas
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Quince años de investigación fueron necesarios para refutar una de las teorías más divulgadas con relación a la diabetes tipo 1. En un estudio desarrollado por médicos del Hospital de Niños y la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvana, Estados Unidos) se comprobó que, a diferencia de lo que se pensaba hasta el momento, el consumo de la leche de vaca no acelera la aparición de diabetes tipo 1 en niños con factor de riesgo genético.
El informe fue publicado durante los primeros días de este 2018 en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) y contó con la participación de 2.159 niños que presentaban, al menos, un pariente diagnosticado de diabetes tipo 1 y poseían, por tanto, riesgo de desarrollar la enfermedad.
Una vez concluida la fase de lactancia materna, a una parte de los niños se les suministró únicamente leche de fórmula extensamente hidrolizada y se les mantuvo totalmente apartados de cualquier alimento con proteína láctea completa de vaca; mientras que al resto se le hizo consumir una fórmula a base de leche de vaca hasta que cumplieron la edad de 6-8 años.
Como resultado de este proceso, se obtuvo que el índice de aparición de la enfermedad fue similar en ambos grupos, lo que les permitió a los investigadores asegurar que el consumo de la leche de fórmula no es suficiente para reducir la incidencia de la diabetes tipo 1 en niños y que la ingesta de leche de vaca no acelera su aparición.
En una entrevista concedida a la agencia de noticias Efe, la investigadora principal del Hospital de Niños y la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, Dorothy Becker, declaró: “Después de más de 15 años de esfuerzo, este estudio pone fin a la controversia sobre el posible papel de la leche de vaca en el desarrollo de la diabetes tipo 1”. A su juicio, además, “esto una vez más nos muestra que no hay una forma fácil de prevenir la diabetes tipo 1”.
De acuerdo con un estudio publicado en 2016 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 422 millones de personas en el mundo padecen de alguno de los tipos de diabetes. De ese total, del 90% al 95% corresponde a la incidencia de la diabetes tipo 2, causada por el sedentarismo o la mala alimentación, y el resto se asocia a la 1. Sobre esta variedad de la afección, no ha podido precisarse aún, más allá del riesgo genético, los factores que pueden disparar su aparición, que normalmente ocurre en niños y en jóvenes. En lo referente a Argentina, la OMS calcula que 3 millones de personas viven con alguno de los tipos de diabetes, lo que se traduce en uno de cada 10 adultos.
La diabetes tipo 1 es diagnosticada en aquellas personas cuyo cuerpo no produce la insulina necesaria para convertir el azúcar, los almidones y otros alimentos en energía. Se encuentra, así, incluida en la lista de ‘patologías autoinmunes’, porque en este caso el sistema inmunitario ataca por error a las células beta de los islotes pancreáticos, responsables de la producción de insulina.
Hasta el momento, se desconocen los motivos exactos que ocasionan que la enfermedad pueda desarrollarse o no en niños o jóvenes con riesgo, pero ha sido asociado con la exposición del organismo a factores que pudieran favorecerlos. Era en esa lista en la que, hasta la aparición del actual informe, solía incluirse la leche de vaca, algo que ya venía generando numerosas polémicas en el sector médico.
A la luz de esta investigación, los científicos aseguran: “a tenor de nuestros resultados, no hay evidencia para revisar las actuales recomendaciones dietéticas para los infantes en alto riesgo para la diabetes tipo 1”. Según su criterio, al menos en lo vinculado a esta enfermedad, no es necesario alejar a los infantes del consumo de la leche de vaca.
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