Se publicó un artículo que enumeraba las diversas vicisitudes que atravesaba la medicina intensiva en América Latina a partir de una serie de encuestas a profesionales del área.
En el año 2012, se publicó un artículo en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine que enumeraba las diversas vicisitudes que atravesaba la medicina intensiva en América Latina a partir de una serie de encuestas a profesionales del área.
En primer lugar, la nota se preguntaba por qué la especialidad era cada vez menos elegida por las y los médicos. Una multiplicidad de causas explicaban este fenómeno, y mencionaba las siguientes:
Como consecuencia, el artículo sostenía que, en aquel momento, existían entre un 40% y 70% de puestos vacantes en las UCI.
Nueve años (y una pandemia) después, la situación en la región es la misma. Incluso, tal vez se haya agravado por el contexto.
En una entrevista realizada el año pasado para el portal de noticias Ubahoy, la jefa de División de Terapia Intensiva del Hospital de Clínicas, doctora Célica Irrazabal, sostiene que las y los intensivistas tienen la capacidad de brindar asistencia de alta calidad a las y los pacientes. Sin embargo, no son suficientes para la cantidad de enfermos que existen en las UCI.
Frente a la pregunta sobre si considera que la especialidad es reconocida, la profesional plantea que no aún porque, principalmente, es una especialidad muy nueva. “Oficialmente, fue reconocida en el país por parte del Ministerio de Salud hace pocos años”, comenta Irrazabal. Y agrega que, por esa misma razón, no está bien remunerada.
En cuanto al estado de las UCI, la especialista señala que muchas no cumplen con el estándar del programa de calidad del Ministerio de Salud por razones edilicias y de equipamiento.
No obstante, algo positivo que ha conllevado la pandemia es que, el año pasado, las camas de las UCI aumentaron un 37%. Esta ampliación compensa levemente un déficit ya señalado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) en el año 2015, cuando planteaba que la cantidad de camas asignadas al sector, por cada 1.000 habitantes, era de 0,29; mientras que, en los países desarrollados, era superior a 3 (Francia 3,8; Alemania 6,6, Australia 3,6; Reino Unido 3,7).
Según el secretario de Salud de México, el país tiene un déficit de 200.000 médicos y 300.000 enfermeros. La mayor falta es de médicos especialistas en cuidados intensivos, neumología, anestesiología e infectología, entre otros.
La falta de médicos especialistas en el país es un problema que lleva años y que, por la pandemia, se ha hecho más evidente.
En el estudio La formación de médicos especialistas en México, documento de postura, la Academia Nacional de Medicina (ANM) realizó una proyección, hasta el año 2030, del número de médicos especialistas que se necesitarán en el país de acuerdo con el crecimiento poblacional.
En dicho documento se estimó que, para este año, tendría que haber al menos 116.523 médicos especialistas integrados al sistema de salud pública nacional.
En una nota publicada en el medio paraguayo ABC, el médico intensivista Williams Manuel Ortíz Mendoza, jefe de terapia intensiva para adultos de Ingavi, detalla que en el complejo tienen 18 camas de terapia intensiva, aunque existe espacio y equipamiento para 31 camas más. No obstante, faltan recursos humanos porque las y los intensivistas son escasos en el país.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo (Amci), hacia mayo del año pasado había 1.200 médicos intensivistas en el país. Hoy, el total asciende a 1.500. En 10 meses, la cantidad de médicos con dicha especialidad aumentó un 25%.
Aunque este crecimiento es valioso, lejos está de equiparar el aumento del número de camas en las UCI, que pasó de 4.316 en junio de 2020 a 11.956 en enero de 2021, lo que representa un incremento del 177%.
Esto significa que la cantidad de camas UCI aumentó a una tasa mayor que la del número de especialistas en cuidados intensivos, por lo que hay un déficit de recursos humanos en este tipo de atención.
Volviendo al artículo de la American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine que se citó al comienzo, pese a los escollos comentados, el 83% de las y los intensivistas encuestados sostuvo que volvería a elegir la medicina de cuidados críticos. Esto evidencia el fuerte componente vocacional presente en la práctica, que parece predominar sobre los aspectos negativos.
Letras Libres La República El economista SATI American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine UBAhoy ABC Paraguay
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