Fueron llevadas a cabo por científicos del CONICET. Resultan de vital importancia tanto para la prevención de esta infección como para la formulación de futuros tratamientos contra ella.
En las últimas décadas se han observado, en Argentina, tres grandes brotes y un drástico crecimiento de la prevalencia de la infección por el virus del dengue (DENV). Por este motivo, dos recientes investigaciones llevadas a cabo por científicos del CONICET resultan de vital importancia tanto para la prevención de esta infección como para la formulación de futuros tratamientos contra ella.
Una ha sido llevada a cabo por el investigador Diego Flichman y su equipo, quienes buscaron estimar la seroprevalencia de anticuerpos contra el DENV y determinar los serotipos circulantes en un estudio de base poblacional. Mientras que la otra investigación, liderada por la física Laura Estrada, se propuso analizar el comportamiento de la proteína cápside en el proceso de replicación del mencionado virus.
Sea por los casos asintomáticos, por errores de diagnóstico o por falencias del sistema, los casos de dengue registrados suelen ser menores a los que efectivamente se producen.
Por eso, una forma de medir de manera indirecta cuál es la prevalencia de una infección en una población determinada es a través de estudios epidemiológicos que determinen, en un momento dado, qué porción de esa población tiene anticuerpos contra el agente patógeno.
Con esa perspectiva, Flichman coordinó un trabajo que reunió, entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021, 1.530 muestras de sangre de habitantes de más de 80 ciudades del centro y norte de la Argentina. Dichas muestras fueron proporcionadas por 12 bancos de sangre.
En las muestras se detectaron anticuerpos IgG anti-DENV en 220 (14,4 %) donantes de sangre. La seroprevalencia fue significativamente mayor en hombres (17,3%) que en mujeres (11,3%).
En cuanto al análisis por provincias, se observaron los siguientes porcentajes de seroprevalencia:
En términos generales, la prevalencia de serotipos de DENV fue del 79,3% para DENV-1, 0,8% para DENV-2, y 19,9% para DENV-4.
En el caso específico de la provincia de Buenos Aires, el 42% de las muestras presentó DENV-1; y el 56%, DENV-4. Por lo tanto, si se repitiera un nuevo brote, quien se infectó con DENV-1 tendría altas probabilidades de infectarse con DENV-4 o viceversa, con el consecuente riesgo de padecer un cuadro de dengue hemorrágico.
En este sentido, los investigadores subrayan que no se debe pasar por alto que la existencia de anticuerpos contra más de un serotipo de DENV es una advertencia de un posible aumento del dengue grave en el futuro, lo que amerita una estrecha vigilancia.
Del cruce entre biología molecular y la física óptica nació la posibilidad de documentar cómo y en qué dirección se mueve una proteína crucial en el proceso de infección con el virus del dengue: la proteína cápside.
“Cápside es central en el proceso de replicación del virus del dengue”, explicó al medio Nexciencia Laura Estrada, investigadora del Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA, UBA-CONICET).
Y agregó: “Es esencial para que se formen las partículas virales que luego salen de una célula infectada para infectar a otra”.
Cápside tiene dos funciones. Por un lado, “empaquetar” el genoma del virus y acumularlo en una partícula viral. Esa partícula, una vez que madura, está lista para salir de la célula e infectar a otra. Una vez allí, cápside lleva adelante su segunda función: “abrir el paquete” y liberar el genoma viral, produciendo la infección.
Dado que es fundamental para la propagación del virus, cápside es considerada un posible blanco de una nueva generación de agentes terapéuticos. Por esta razón, la investigación tratar de entender el comportamiento de esta proteína y encontrarle algún un punto débil que permita pensar en el desarrollo de un antiviral contra el virus del dengue.
Dado que se trata de una molécula pequeñísima, las y los investigadores no la ven directamente, sino que siguen ciertas señales de ella, uniéndola a proteínas fluorescentes. Lo que investigan es su movilidad. “Se sabe que, al iniciarse el proceso de infección, cápside se acumula rápidamente en el citoplasma de la célula que infecta y, con el paso de las horas, se va trasladando al núcleo”, describe Estrada. Este movimiento es “bidireccional”.
La descripción del camino de cápside es fundamental para saber en qué momento inhibir su tarea, y empezar a desarrollar tratamientos antivirales eficaces.
Suscripción exitosa
¡Muchas gracias por suscribirte
a nuestro newsletter!
