El informe anual divulgado por la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la Droga y el Delito difunde información sobre la que, dicen, está cerca de ser la mayor amenaza actual vinculada al consumo de drogas en el mundo: el abuso de medicamentos que requieren prescripción.

En un comunicado emitido por este órgano rector, se precisa que los opiáceos provocan 76% de las muertes que implican el consumo de drogas y que la cocaína y el opio han alcanzado récords de producción.

Tener acceso a los opioides resulta esencial para tratar el dolor intenso de pacientes lesionados o que sufren de alguna patología crónica, pero sus potenciales efectos sedantes  en el organismo obligan a que su venta se realice con un récipe médico.

Un estudio privado realizado por la aseguradora Blue Cross Blue Shield (BCBS) detalló que el número de recetas de opiáceos disminuyó en 29% entre 2013 y 2017, y la cantidad de personas que llenaron al menos una receta de opiáceos durante todo el año también pasó de 20% en 2013 a 15% en 2017. Sin embargo, la ONU denuncia en el informe que una parte considerable del consumo está siendo realizada sin récipes, porque “los traficantes los fabrican ilícitamente y los promueven en mercados ilegales, causando daños considerables a la salud”. La data oficial que han recabado en la ONU sobre opioides informa que “en 2016, la incautación mundial de estos fármacos fue de 87 toneladas“.

En cuanto a las variedades más comunes en estas redes de fabricación y consumo ilícitos, se señala que la venta ilegal y adicción al fentalino y otros opioides similares es un problema creciente en Norteamérica, al punto de que el estudio registra que 19.413 de las 63.632 personas que murieron por causa de sobredosis en Estados Unidos en 2016 fueron a causa de este fármaco. Esa cifra representa más del doble de los fallecidos registrados por esta causa el año anterior.

Otro opioide incluido en esta lista de riesgo es el tramadol, sobre todo en diversas zonas de África y Asia. De hecho, el informe detalla que “en África occidental y central y África del Norte, las incautaciones de opiáceos representaron el 87 % del total mundial en 2016“.

Sobre los grupos de riesgo, el informe detalla que la mayor parte de los toxicómanos son hombres. Sin embargo, en el caso específico de los opioides y tranquilizantes, se encontró que “las mujeres igualan o superan los niveles de consumo”.

En cuanto a las edades, la ONU advierte que, si bien el consumo general de drogas suele ser asociado a adolescentes, la data indica que el aumento de esta práctica ha sido más rápido en adultos mayores de 40 años. Los jóvenes presentan, en cambio, resultados más altos en lo relacionado específicamente con estupefacientes.

En términos generales, la ONU registra que las muertes causadas directamente por el uso de drogas aumentaron en 60% entre 2000 y 2015. Entre los casos ocurridos en ese último año, 39 % de las víctimas fueron personas mayores de 50 años.

La droga más consumida en todo el mundo fue el cannabis, y la ONU estima que sus cifras de ingesta crecerán a un ritmo similar al de la población mundial. Según esta data, 192 millones de personas recurrieron al consumo de cannabis por lo menos en una ocasión durante 2017.

Sobre el estudio, Yury Fedotov, director ejecutivo de la Oficina contra la Droga y el Delito, declaró: “el informe mundial sobre drogas constituye un pilar de nuestro trabajo, junto con la ayuda que préstamos para traducir las obligaciones internacionales en acciones y actividades de desarrollo de capacidades sobre el terreno con el objetivo de promover respuestas efectivas y proteger la salud y el bienestar humanos”.

Así, Fedotov informó que, ante la realidad visibilizada en el estudio, la ONU pretende “ir más allá de la crisis actual para fortalecer las plataformas de prevención, incluso a través de sistemas de alerta temprana“. Por esto, se anunció el lanzamiento de una estrategia que incluye “el control internacional de las sustancias y los esfuerzos de aplicación de la ley para abordar el suministro, así como iniciativas para promover el uso y acceso a los opiáceos con fines médicos y científicos, evitando el uso indebido y la desviación”.

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