La sexualidad, en general, es una temática poco abordada por los profesionales de la salud. Cuando se plantea, se vincula con aspectos de prevención de riesgos y/o daños asociados con la prevención de embarazos no deseados o prevención y diagnóstico de infecciones de transmición sexual.

Pero lo cierto es que, habitualmente, los pacientes tienen otras inquietudes y preocupaciones sobre su salud sexual. La gran mayoría de estas preocupaciones tiene raíz en la escasa educación sexual que han recibido y en todos los mitos adquiridos mediante información o creencias erróneas. Estas creencias falsas pueden ser resueltas de manera simple durante la consulta, sin necesidad de ser derivados al especialista, ya que habitualmente los problemas que se plantean no representan una disfunción en sí misma.

Acerca de la consulta médica

En el informe Comunicaciones breves relacionadas con la sexualidad (CBS) publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015 y traducido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el 2018, se plantea que los trabajadores de la salud carecen del conocimiento y la capacitación necesarios para sentirse cómodos a la hora de abordar temas sobre sexualidad. En el ámbito existe una falta de claridad en cuanto al rol de la comunicación relacionada con la sexualidad en atención primaria. Este es un problema que requiere atención urgente, mediante un abordaje transversal, sociológico, biológico, humano y cultural.

Por otro lado, en el año 2018, la OMS realizó una publicación en la cual se describe la importancia de poder diferenciar a la salud sexual de la reproductiva para poder realizar intervenciones de manera asertiva.

Cuando este tema tan íntimo y sensible surge durante la consulta, la privacidad se vuelve fundamental. Habitualmente, el paciente que consulta por un problema sexual se siente incómodo.

Es importante no precipitarse en el diagnóstico y no centrarse en el síntoma aparente, ya que hay que saber distinguir entre “la queja” y “el motivo de consulta”.

El primer paso es confirmar el síntoma

Ya que con frecuencia se genera confusión en el relato (por ignorancia o vergüenza), muchas veces los pacientes se rotulan a sí mismos o autodiagnostican erróneamente. Por ejemplo, una paciente podría consultar afirmando “soy frígida”, lo cual podría llevarnos a interpretar que tiene problemas en la fase de deseo–excitación. Cuando en realidad, si la interrogamos mejor, surge que es incapaz de alcanzar un orgasmo, teniendo las fases de deseo y excitación conservadas. También es importante saber desde cuándo le pasa o en qué contexto sucede y con quién.

Es por esto que es fundamental que el profesional utilice un lenguaje simple y claro (aunque no vulgar), haciendo que el paciente se sienta lo más cómodo posible, generando un ambiente amigable, respetuoso y confidente para así poder discutir y exponer su situación.

Un aspecto importante a explorar durante la entrevista es el grado de conocimiento del paciente sobre el tema que motivó su consulta porque es allí a donde también aparecen los preconceptos erróneos y los mitos.

Igualmente importante es tener conocimiento de cómo es su relación de pareja y cuál es el rol de cada uno en ese vínculo afectivo.

Algunos puntos a tener en cuenta al momento de la consulta son:

• No precipitarse en el diagnóstico.
• No centrarse exclusivamente en el síntoma aparente.
• Distinguir entre la queja y el motivo de consulta.
• Contextualizar el problema.
• Prestar atención a la relación de pareja.