El cáncer infantil, diagnosticado precozmente, es potencialmente curable.
En el marco del mes de la concientización sobre el cáncer infantil, el Instituto Nacional del Cáncer (INC) y la Sociedad Argentina de Pediatría realizaron una jornada titulada: ¿Cuándo sospechar cáncer en niñas, niños y adolescentes?
El objetivo del evento, dirigido a médicas/os, estudiantes de medicina, enfermeras/os, estudiantes de enfermería y agentes de salud, fue promover la premisa de que el cáncer, diagnosticado precozmente, es potencialmente curable. Por lo tanto, es indispensable que niñas, niños y adolescentes puedan recibir un diagnóstico oportuno y una derivación adecuada en caso necesario.
Al comienzo de la Jornada, el doctor Marcelo Scopinaro, miembro del Consejo Ejecutivo del INC, recordó la convicción con la que se instituyó el Día Internacional del Cáncer Infantil en Luxemburgo, en el año 2000, y conmemorado cada 15 de febrero: que todo niño o niña tenga el tratamiento de la mejor calidad posible. En este sentido, señaló que la desigualdad es un tema amenazante y no solo respecto del cáncer infantil.
Luego fue el turno de la Dra. Florencia Moreno, coordinadora en el INC del programa de detección temprana del cáncer en niños, niñas y adolescentes, quien comentó que el cáncer es una patología de baja incidencia, por ende, en el imaginario social, no existe la posibilidad de que un niño o niña pueda presentarlo. Como consecuencia, las familias no están preparadas ni alertadas para sospechar que un niño puede tener esta problemática.
Luego, la doctora Moreno presentó un video donde expuso diversos aspectos vinculados con el tema como, por ejemplo, cuáles son los factores que demoran el diagnóstico, y los signos y síntomas inespecíficos más frecuentes, que le pueden permitir al profesional de la salud inferir la existencia de cáncer en el paciente.
Según datos del Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA), desde el año 2000 fueron registrados 27.016 casos de cáncer infantil. El 80% de los pacientes fue atendido en hospitales públicos. Por otra parte, existe un promedio anual de 1.351 casos. De ellos, 503 corresponden a leucemia; 258 a tumores del sistema nervioso central; 157 a linfomas y 433 a tumores sólidos.
El cáncer es la primera causa de muerte por enfermedad en el grupo de niños de entre 5 y 15 años. Se estiman 380 muertes por año de cáncer en niños menores de 15 años. Sin embargo, no ha habido un aumento en la tasa de incidencia de cáncer infantil, es decir que el número de casos se mantuvo estable en los últimos 20 años.
Las características biológicas del tumor hacen que algunas veces sea difícil advertirlos a tiempo. Algunos crecen vertiginosamente y otros lo hacen muy lento. Esta diversidad de los síntomas, indicó la doctora Moreno, dependerá de la topografía, es decir, de dónde se encuentra ubicado el tumor. Algunos que se ubican cerca de órganos nobles y por ende, se manifiestan de forma más rápida, mientras que otros son más silenciosos y demoran más tiempo en manifestarse.
Otra variable suele ser el retraso en la consulta de los padres. Pero, en Argentina, diversos estudios concluyeron que no es una variable determinante. “Nuestros padres consultan muchas veces”, subrayó la especialista. Y añadió que ese es un dato importante porque la detección de los primeros síntomas es tarea de la familia.
La doctora Moreno propuso que resulta indispensable que en cada hospital exista, a nivel institucional, un algoritmo de seguimiento de la sospecha diagnóstica del paciente. Ya sea que ingrese por traumatología, cirugía o neurocirugía, tiene que haber una comunicación entre las distintas áreas con el servicio de onco-pediatría en cuanto haya una sospecha de cáncer pediátrico. Por otro lado, el tiempo que transcurre entre el diagnóstico y el tratamiento también se extiende más de la cuenta por falta de drogas o insumos y eso no puede ocurrir.
Los pacientes que presentan alguno de estos síntomas deben ser trasladados de manera urgente a una unidad que disponga de terapia intensiva. Se trata de una urgencia infectológica, independientemente de que sea oncológica o no. Previo a la derivación es necesario tomar todas las medidas necesarias: cultivos, hidratación e inicio del tratamiento antibiótico.
Las leucemias agudas pueden producir este tipo de síntomas. La mayor incidencia se observa entre los 3 y 5 años. Las formas más comunes de presentación implican palidez, dolor osteoarticular intermitente, taquicardias, fiebre, sangrado e infecciones severas. El diagnóstico se realiza por punción o aspiración de médula ósea y punción lumbar.
El material debe ser estudiado por un laboratorio con experiencia en citogenética, inmunológica y molecular.
El tratamiento más apropiado es la quimioterapia. Suele tener una duración de 18 a 24 meses. En casos de alto riesgo se puede requerir un trasplante de médula.
Se puede pensar que se trata de una situación tumoral cuando:
Si ocurren más de 4 semanas sin respuesta al tratamiento, la doctora Moreno precisó que es importante considerar una biopsia. Lo mismo, si la localización del tumor es supraclavicular. En este caso se debe realizar una biopsia sin importar las características del tumor.
La mayor incidencia se ve después de los 10 años de edad. Un 48% de los casos corresponde a linfoma de Hodgkin y un 52%, a otro tipo de linfoma.
Entre las formas de presentación se destacan las adenopatías cervicales, axilares, inguinales, pérdida de peso, prurito, sudoración nocturna, fiebre prolongada, dolor abdominal, diarrea, vómitos y distensión.
Para el examen físico, es necesario tener en cuenta las adenopatías y realizar una buena palpación de abdomen.
El diagnóstico se realiza por medio de una biopsia.
En caso de linfoma el tratamiento más adecuado es la quimioterapia. Para casos de alto riesgo está diagnosticada la radioterapia.
En todos los casos, la doctora Moreno destacó el material extraído por medio de la biopsia debe ser estudiado por un patólogo con experiencia en oncología infantil.
Para finalizar, la doctora Moreno expresó que el momento en que un médico o médica se encuentra en la consulta, frente a un niño o niña con una dolencia específica, es sumamente importante y es necesario que dedicarle tiempo. Pese a que el contexto de guardias abarrotadas de consultantes, exija rapidez y agilidad en la atención. Por eso, la profesional concluyó su ponencia con una frase: “Cada vez que revisamos a un niño, revisarlo desnudo, y de pies a cabeza”.
Instituto Nacional del Cáncer (INC) Sociedad Argentina de Pediatría
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