Su trabajo consiste en proporcionar los cuidados asistenciales necesarios para mantener y controlar una adecuada circulación de la sangre.
En el ámbito de la enfermería, la labor del técnico perfusionista es escasamente conocida. Se trata de profesionales cuyo trabajo consiste en proporcionar los cuidados asistenciales necesarios para mantener y controlar una adecuada circulación de la sangre en aquellos pacientes con lesiones cardiovasculares, intervenidos quirúrgicamente.
Mediante la perfusión se sustituye la función cardiaca y/o pulmonar gracias a la acción de una bomba de circulación extracorpórea.
Antes de comenzar el proceso quirúrgico, el enfermero o enfermera perfusionista debe asegurarse de que la bomba funcione. Además, debe monitorizar tanto la presión de la línea arterial como la cardioplejía.
En total, la preparación de la bomba supone una media hora. Se prepara el oxigenador, los tubos y todos los accesorios: la cardioplejía, las presiones y las cánulas que se van a necesitar durante el funcionamiento de la bomba.
El circuito se adapta al peso y la talla del paciente y a la intervención quirúrgica que va a realizar el cirujano. A este, se le brindan las cánulas adecuadas para la cirugía, es decir, aquellas necesarias para vaciar el corazón.
Luego, se preparan los sueros para purgar el circuito: un cristaloide para el oxigenador y un suero con heparina para el hemofiltro de la bomba.
Las/los perfusionistas trabajan con estándares de seguridad muy altos, pues en la bomba no puede aparecer ninguna microburbuja. Con este fin purgan tanto la bomba como los tubos varias veces, primero vacíos y luego cuando ya tienen sangre.
Por otra parte, la bomba suele ser cebada con albuminas y coloides. A principios de los años 80, dada la escasez de sangre, los costes económicos y ante cirugías de urgencia, se empezaron a utilizar como sustituto de la sangre distintas soluciones. Fue en ese momento cuando irrumpió la Teoría de la Hemodilución.
Gracias a este cuerpo teórico se supo que, en situaciones de urgencia en las que es difícil obtener sangre para cebar todo el circuito, se pueden utilizar soluciones cristaloides y coloides, y se observó que los pacientes presentaron mejores condiciones gracias a ello.
Para completar el cebado se utiliza bicarbonato, calcio, heparina y ácido tranesámico. Las cantidades varían en función del peso del paciente.
El oxigenador es el dispositivo que, durante la cirugía, realiza la función del pulmón. Además, sirve de reservorio para la sangre del paciente. Se coloca en un soporte, en la parte inferior derecha de la bomba. Tiene una entrada y una salida de agua que permite enfriar o calentar al paciente, dependiendo de la intervención quirúrgica que realice el cirujano.
Los tubos que unen al oxigenador con el paciente se eligen en función de su tamaño. Disponen de tapones que permiten conservar su esterilidad. Estos tubos pasan por los rodillos de la bomba.
La línea arteriovenosa se conecta en la salida del oxigenador y la línea venosa en la entrada del reservorio venoso. Por ella viene el drenaje venoso del paciente para volver a recircularlo.
La cardioplejía permite detener la actividad cardíaca, a través de una solución rica en potasio. Tanto la cardioplejía como el oxigenador están conectados al intercambiador de calor, otro aparato situado a la izquierda de la bomba, que cuenta con dos depósitos independientes. En ambos casos se puede determinar la temperatura que se necesite.
En este tipo de intervenciones, se recupera toda la sangre, en lugar de desecharla y desperdiciarla. Para ello se utiliza un recuperador sanguíneo al que se le aplica un tratamiento con suero heparinizado para evitar que la sangre se coagule y no se pueda utilizar.
El recuperador sanguíneo se prepara una vez realizada la conexión de los tubos de la bomba. Antes de activarlo, es preciso realizar un lavado del sistema.
Gracias al recuperador se limita la cantidad de sangre ajena que es necesario transfundir, pues se utiliza la propia sangre del paciente.
El rol asistencial del enfermero perfusionista no se centra únicamente en la cirugía cardíaca. Actúa en diversas situaciones. Por ejemplo, en las cirugías de trasplante de órganos. En estas intervenciones existen momentos en los que el paciente se encuentra sin su corazón mientras le trasplantan el órgano donado. Entonces, los perfusionistas derivan la sangre del peritorio venoso a una bomba de circulación extracorpórea, la oxigenan y la pasan directamente a la aorta del paciente. Terminada la cirugía, se le vuelve a colocar el corazón y se lo cose.
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